dimecres, 6 de febrer del 2013

Shhhhhhh.. parlem callats.



El silencio. Dicen que el silencio es la mejor palabra. Sinceramente, hay diferentes modos de verlo. A veces, el silencio es la peor respuesta...
Estás enamorada de un chico y sabes que a él le gusta otra, y te preguntas: ¿por qué me sigue gustando tanto? No se entiende... es algo que se puede calificar como inevitable.
 
Estar junto a él, escuchando su voz, agradeciéndole que sea tu amigo, ver que a él también le gusta estar contigo, es bueno. Pero al mirarle a los ojos, una terrible sensación invade tu cuerpo, y al tener sus ojos fijados en los tuyos, sientes por dentro que tu corazón grita a voces su nombre, y con la fuerza de esas voces, te cae una lágrima del ojo. ¿Qué puedes hacer si encima él es el que me la limpia? Lo único que se te ocurre es la típica sonrisa falsa y el "tranquilo, no me pasa nada, se me habría metido algo en el ojo.." porque es lo único que serviría. Es lo de siempre, cuando la persona que te hace llorar es la única que puede consolarte. Y, después de eso, necesitas un abrazo reconfortante, pero el problema es que ningún abrazo te consolará si no es suyo. Y.. ¿cómo puede ser? Imposible, lo ha descubierto. Estás sonriendo, te está abrazando, te está consolando a su manera.. y, no sabe lo feliz que te está haciendo por unos instantes.


Hay otros tipos de silencio.
 
Por una parte, está el silencio al que le sigue el beso. Ese silencio que todos vivimos alguna vez. Sí... el silencio que lo decide todo. Después de hablar, de decir todo lo que sientes, estás frente a esa persona, mirándola a los ojos. Ves que él te mira los labios, ansía tus labios como tú los suyos. Poco a poco, un instinto os obliga a ir acercándoos, no lo podéis evitar. Ese instinto le puede al celebro (siempre lógico), y finalmente gana. Ese silencio se rompe, aunque dentro de tí aún reine el silencio absoluto porque no percibes nada de lo que está sucediendo a tu alrededor. Estás como en un mundo de fantasía, en una bola transparente donde no entra gente ni entra ruido, sólo estás tú y él. No notas, sientes, oyes, vives... nada más. Tan sólo eres consciente de que tus labios están en contacto constantemente con los suyos, y eso te produce escalofríos porque, como sólo piensas en eso, lo sientes mucho más. Y cada vez más. De repente, un impulso os viene al celebro y os separáis, os miráis... ¿y ahora qué? Ya os habéis demostrado que los dos sentís lo mismo, ¿qué más queréis? Ya no hay miedo ninguno, el paso ya está dado. Vamos, lánzate, abrázale para que se le quite del todo la tensión que tenía encima. Ninguno de los dos sabía qué pasaría y finalmente lo habéis conseguido, dale otro pequeño premio y será tuyo para siempre. Piensa, que si es tímido y tú no tomas la iniciativa para asegurarle que todo va a ir bien, puede haber el silencio mortal que lo mande todo a la mierda. Que se cree cada vez más tensión y al final cada uno se vaya sin decir nada. No, no permitas eso.
 
Otro de los muchos silencios que hay, es el silencio que provocas tú misma cuando te quedas callada, pensando, ausente en tus pensamientos. Cuando miras fijamente algo pero en realidad no sabes ni lo que estás mirando, porque únicamente estás pensando. No te paras a pensar en tu alrededor, tu celebro consigue que sólo lo que piensas esté presente. Después, parpadeas y te das cuenta del rato que has estado con él en la cabeza, soñando despierta, y mirando algo sin sentido. Y te dices-.. joder, qué estúpida, me he embobado mirando eso, pero vuelves a callarte y por dentro vuelves a pensar en lo anterior, o te dices a ti misma: qué importante tiene que ser para que ocupe tanto tiempo en mi mente, joder.

 

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